Parte de la fama histórica de los cuchillos y navajas en Zaragoza se debe a la riqueza y calidad de sus materias primas. Durante la ocupación romana, el Imperio encontró en las minas de las tierras aragonesas una enorme fuente de metales como el oro, plata, cobre, estaño, plomo o hierro, que permitían la aleación con bronce o latón. Gracias a la abundancia y calidad de los materiales, pronto se desarrollaron talleres locales para comerciar en las rutas itálicas y galorromanas.

Con el tiempo, ese intercambio cultural fue dando forma a una tradición y voz propias en el tratamiento de los metales, haciendo durante la Eda Media que el uso del cuchillo abandonase su aspecto ornamental para introducirse en los hogares como utensilios de cocina. Es en este período donde la importancia de la forja crearía el gran gremio de La Cuchillería. Ya en el S.XVIII la forja y creación de los cuchillos llegaría a desarrollar todo su potencial como objeto de lujo al incorporar elaboradas ornamentaciones de oro, marfil o porcelana en su mango.

El forjar metales para así crear cuchillos y navajas en Zaragoza no tiene como única consecuencia el crear un objeto útil, pues se está continuando una tradición local que se remonta a más de dos mil años de antigüedad. Y, gracias a la experiencia de tantas y tantas generaciones de artesanos que mantienen viva en la actualidad la tradición cuchillera de Zaragoza, podrás encontrar el recuerdo emblemático para tu visita a la ciudad.

Tras visitar la catedral del Salvador de Zaragoza o recorrer las ruinas del Teatro Romano situado en pleno casco urbano, podrás llevarte a casa un pedazo de historia con los objetos para coleccionistas que ofrecemos en la Cuchillería San Gil o sorprender a tus amigos y familiares con un recuerdo único de tus vacaciones.